Pensamientos de cuarentena
Con tantos días de cuarentena, uno se aburre, ya no sabe que inventar, ni que discutir, los ojos arden de tanto leer y estar enganchado al celular, llega un momento en el que hasta el plato más suculento empacha, de las cosas aún más íntimas mejor ni hablar.
Es así que después de un tiempo de estar vertiendo la nada en el vacío y viceversa, me sorprendo a mi mismo comenzando a pensar, poco a poco se va ejercitando esa capacidad casi olvidada, que los trajines del día a día han condenado a ser el privilegio de unos pocos que podemos considerar los pensantes (el problema es que mucho de esos pensadores son en verdad muy limitados). Me refiero a un pensamiento más amplio, más profundo, no al que todos nosotros, en mayor o menor medida y con mayor o menor suceso, realizamos en nuestra vida cotidiana para resolver problemas, eventualidades y organizar nuestras actividades. Un pensamiento que cuestiona la realidad, que busca causas y efectos, que plantea soluciones y que admite la posibilidad de erro de sus propias conclusiones.
Es con asombro que me descubro a mi mismo pensando en la realidad que me rodea y en sus posibles causas, haciendo comparaciones, analizando situaciones, cuestionando informaciones y supuestos hechos dados como adquiridos, en fin... todo esto a una velocidad vertiginosa, sin orden, sin estructura y con poca claridad.
Entonces me dije, quizás sería acertado, en lugar de dejar estos pensamientos, ideas y cuestionamientos, aparecer y desaparecer sin dejar rastros, ni siquiera tal vez un recuerdo, lo más inteligente, aunque sea porque no es posible estar todo el día frente a una pantalla sin enloquecer, o discutir ad infinitum teorías de la conspiración, sería organizarlos, profundizarlos, ver si entre ellos hay algunos rescatables o son simplemente desechables e irrelevantes, y yo al menos no conozco mejor forma de hacerlo que utilizando la vieja formula de agarrar lápiz y papel y "vomitar" el contenido de mi mente, como es bien sabido el papel aguanta todo y no se ofende. Lo que sigue es un primer intento (editado), y no pretende ni por un instante estar correcto, ser irrefutable ni mucho menos la verdad última. No sé si lo compartiré o no (si eventualmente lo estas leyendo ya sabes la respuesta) pero sí estoy seguro que es un ejercicio que voy a disfrutar.
La pandemia provocada por el COVID- 19 esta evidenciando a escala global la fragilidad de los sistemas de salud pública de la mayoría de los países, esta revelando los aciertos y fallas de los diferentes tipos de políticas o modelos tanto económicos como sociales y ha demostrado que no estamos preparados (por lo menos en la fase inicial), ni a nivel global, nacional o local, para enfrentar coordinada y solidariamente una emergencia planetaria, basta ver los ejemplos de la Unión Europea o de los Estados Unidos.
En el caso particular del Perú, salta a la vista que no podemos exigir al gobierno de turno que actúe al nivel de Dinamarca, Alemania, Suiza o Corea del Sur (todos ellos ademas cometieron errores), no podemos comparar la capacidad de nuestro estado a la de ninguno de esos países ni a la de muchos otros, no podemos exigir al gobierno niveles de eficiencia y organización que son puramente imposibles de alcanzar con los recursos (materiales y humanos) y el tiempo disponible, ademas debemos comprender que al fin de cuentas, el estado somos todos y cada uno de los peruanos y cada cual es responsable en una cierta proporción de los resultados finales que este evento nos va a dejar.
El gobierno, los gobernantes son tan solo un espejo de nuestra sociedad en su conjunto, o alguien cree que la corrupción, la baja productividad entre tantas otras cosas son exclusivas de quienes nos gobiernan?
El Perú tuvo una ventaja con respecto a otros países, notablemente los que sufrieron el ataque del virus antes, vale decir estaba sobre aviso de lo que probablemente podría acontecer, como lo estuvieron también por ejemplo Canadá, Estados Unidos, Colombia, Chile, México, Brasil o Argentina. Se elaboraron en ese corto tiempo algunos planes de acción? Se delinearon estrategias? Se definieron protocolos? Se distribuyeron responsabilidades entre los diferentes organismos competentes? Se coordino con el sector privado? O simplemente se reacciono cuando el virus ya había entrado y actuamos sobre la marcha improvisadamente?
Llevando estas cuestiones a nivel individual, tomamos precauciones? Por ejemplo abastecerse de alimentos anticipadamente (para los que tienen el privilegio de poder adquirirlos y almacenarlos para un periodo prolongado), establecimos algún protocolo de higiene? Pensamos en formas, métodos para proteger y asistir a los más vulnerables en nuestras propias familias? Elaboramos un "presupuesto de guerra" eliminando gastos superfluos? Consideramos la situación de aquellos que eventualmente empleamos? Nos informamos acerca del virus, sus características, medio de contagio, etc? O también fuimos "sorprendidos" sin ninguna preparación? En cierta medida lo que exigimos al gobierno también podríamos exigirlo a nosotros mismos.
Para mi resulta evidente que la primera reacción del estado, nominalmente cerrar las fronteras, restringir el movimiento de ciudadanos y suspender toda actividad económica aparte de la esencial, fue acertada, se pueden discutir algunos de sus matices, pero en general fue adecuada a las circunstancias, si tomamos en cuenta las experiencias de otros países y la información disponible en ese momento. Este modo de actuar pretende contener (ojo contener no detener ni eliminar) la velocidad de propagación del virus (el famoso indice R0), impedir que se extienda sin control e intentar rastrearlo, esto mientras se gana tiempo precioso para reforzar la capacidad de respuesta del sistema de salud, se intenta conseguir material de protección, se incrementa el stock de medicamentos, se compran tests de diagnostico entre tantas otras cosas, todo en medio de un mercado global donde la demanda supera ampliamente la oferta, abundan los estafadores y la información supuestamente fidedigna es muchas veces contradictoria. Se están consiguiendo los resultados pretendidos?
Obviamente que estas medidas implican un costo enorme para la economía, desde la familiar, pasando por la de las empresas de cualquier dimensión hasta la del país en su conjunto, a seguir a ellas se tomaron otras, para tratar de mitigar el impacto económico en las familias, sobretodo las más necesitadas y en las empresas (supuestamente las más vulnerables), otra vez decisiones más o menos acertadas, tomadas sobre la marcha, que fueron difíciles de implementar adecuadamente y que generaron confusión generalizada, aglomeraciones y colas interminables, pero lo anterior es normal cuando no hay tiempo para planificar, organizar y coordinar, cuando mucho es dejado a la improvisación y se depende de la buena voluntad de los involucrados para que las cosas funcionen mínimamente.
Se siguen adoptando medidas, se promulgan leyes, se plantean nuevos impuestos y entretanto, a pesar de las durísimas medidas de contención, de la restricción de derechos y libertades y de los esfuerzos de los profesionales de la salud, la policía , el ejercito, los serenazgos, buena parte de la población y, estoy seguro, de nuestros gobernantes, el número de infectados sigue creciendo sin control, el de muertos igual, la capacidad de los hospitales al limite o ya desbordada. Llegados a este punto conviene preguntarnos, por qué en el Perú no funcionan las medidas, que por lo menos en muchos otros países ayudaron a ganar tiempo y a reducir el ritmo de contagios? Por qué, a pesar de los indicadores macroeconómicos estar situados entre los mejores de America Latina (crecimiento anual, P.B.I, reservas, deuda pública) nuestros resultados son de los peores cuando comparados con los de otros países de la misma área geográfica? (al menos hasta ahora, en verdad las cuentas solo podrán ser hechas cuando acabe la pandemia, pero todo indica que saldremos muy mal parados), y en este punto sí que vale la pena un análisis de fondo, que no estoy cualificado ni capacitado para hacer, pero si creo que me sea posible formular algunas ideas y levantar algunas cuestiones?
Me parece que el problema no reside en la falta de dinero (digo dinero y no recursos), las arcas están llenas (68,22 billones en reservas), el país crece a pesar de todos los contratiempos (sin incluir la pandemia), la deuda pública esta más que controlada (27,18 % del P.B.I), hay una cierta "confianza cautelosa" de los mercados internacionales hacia el Perú (grado de inversión de acuerdo a las 3 principales agencias de riesgo), en resumen una situación, en términos de datos económicos, saludable, si embargo acumulamos año tras año un deficit de infraestructura y de capacitación tremendo en relación a la situación de las finanzas, se pudo y se debió haber hecho mucho más y mejor en los últimos 20 años y simplemente no se hizo.
Tenemos una función pública mayoritariamente desastrosa, con un grado de preparación ínfimo, mal remunerada, con un alto porcentaje de funcionarios nombrados a dedo por el gobierno de turno (muchos en cargos de decisión), con baja productividad, completamente centralizada y con recursos insuficientes o mal administrados, recordemos que la función pública implica salud, educación, defensa, justicia, obras públicas, en fin el estado en si propio.
Padecemos de una incapacidad crónica para planificar y organizar para el medio y largo plazo, peor aún somos incapaces de ejecutar los pocos planes elaborados, todo es inmediatismo, cortoplacismo, fuegos artificiales para deslumbrar, pero no se resuelven los problemas estructurales, no se plantean objetivos y metas, no se moviliza el potencial, hay una falta total de respeto y de confianza en cualquier tipo de autoridad que ocurre por 2 vías, los ciudadanos ya le perdimos el respeto y la confianza hace mucho tiempo y la autoridad no se hace respetar ni se torna digna de confianza, para ejemplo bastan la policía y el poder judicial. Los mejores entre los nuestros eligen no participar en la vida pública, cuando lo hacen (por espíritu de servicio o por ambición personal no interesa) son generalmente aislados, puestos de parte, calumniados, prácticamente obligados a renunciar al cargo que ocupan, a no ser que se acomoden a al mediocridad (por ser generoso) reinante, como ejemplo el ex ministro de educación Jaime Saavedra, posiblemente el mejor ministro de educación en mucho tiempo, censurado por el congreso cuando se atrevió a enfrentar al lobby de la educación superior privada ( me refiero a aquella que ni siquiera merece llamarse educación para no hablar de superior).
Pero si somos honestos, podemos asumir que ese estado, ese servicio público, esa administración local (municipal) son el fiel reflejo de todos nosotros como sociedad, en verdad no queremos que las cosas mejoren, o mejor dicho, si queremos pero sin "perder privilegios" y como muy pocos están dispuestos a renunciar a una vara, a una comisión, a un atajo en la papelada, a un sobre por debajo de la mesa, a un "acomodo" en la licitación, a una ley hecha a medida de determinados intereses, a una licencia rápidamente emitida sin cumplir los requisitos, a un perdón de deuda o de impuestos o al mal uso del espacio público entre tantas otras cosas, el resultado es la parálisis de cualquier intento de mejorar la funcionalidad y la eficacia del estado, siempre habrá grupos económicos, religiosos, asociaciones gremiales o empresariales, organizaciones no gubernamentales y hasta ciudadanos listos a sabotear cualquier iniciativa para progresar como sociedad que perjudique sus intereses, no hay mejor ejemplo que los sucesivos congresos de la república, paladines en la defensa de los intereses particulares y de grupo en detrimento de los de la sociedad, para ilustrar esto, pero desgraciadamente están lejos de ser los únicos.
A seguir unas cuantas preguntas que parecen no tener respuesta gobierno tras gobierno.
Por qué no podemos eliminar la minería ilegal?
Por qué el nivel de la educación pública y mucha de la privada es paupérrimo?
Por qué somos incapaces de acortar la brecha que separa al país urbano del país rural?
Por qué no conseguimos reducir la economía y el empleo informal?
Por qué la mayoría del los gobiernos regionales es incapaz de ejecutar sus presupuestos y cuando lo hacen el gasto es superfluo y no estructurante?
Por qué no logramos resolver justa y equilibradamente los diversos conflictos sociales que postergan o hasta impiden la inversión en varias áreas? (mayoritariamente la minería).
Por qué somos impotentes ante el avance de la delincuencia y el continuo aumento de la inseguridad?
Qué hacemos a nivel de políticas gubernamentales para combatir la deforestación de la Amazonia , la polución de las ciudades y la contaminación en general?
Por qué no solucionamos, de una vez por todas, el problema del transito y el transporte público en nuestra capital?
Son nada más que preguntas simples y básicas, que identifican a rasgos generales algunos de los problemas que gobierno tras gobierno, no resolvemos, sospecho que muchos tendrán su propia lista interminable.
Muchos argumentan que el estado no sirve para nada y que debe ser reducido al mínimo indispensable, basados, y no sin razón, en su gran ineficiencia y su alta corrupción, sin embargo cuando surgen los problemas exigimos que el estado los resuelva, lo criticamos por no hacerlo o hacerlo mal y cada 5 años frustrados, acudimos a las urnas con la esperanza, en mi caso cada vez mas tenue, y la ingenuidad de un niño de 3 años, de que el próximo gobierno será el que finalmente resuelva tantos problemas acumulados.
Yo me tiendo a inclinar por un estado fuerte, presente en todos los rincones del territorio, para mi resulta evidente la falta de presencia del estado por ejemplo en la Amazonia (tasa de mortalidad infantil de 39,8 por cada 1000 contra una media nacional de 11,11 en el 2018) o en el Altiplano (donde todos los años muere gente de frio), pero obviamente que no es el estado que tenemos hoy, descrito ya en lineas anteriores como improductivo, corrupto, centralizado entre otros.
En 25 años de crecimiento no hemos sido capaces de reformar nuestro estado, la percepción generalizada es que funciona cada vez peor, que la calidad de nuestros funcionarios públicos ha ido disminuyendo con el paso de los años, tanto a nivel de funcionarios de carrera, como los nombrados por confianza política y los elegidos. Precisamos de un estado con funcionarios bien formados, motivados, continuamente capacitados y bien remunerados, con la posibilidad de ejercer una carrera donde sean recompensados por sus méritos y no por sus conexiones o su sumisión al poder de turno, de un servicio público tanto a nivel nacional, regional y municipal capaz de elaborar planes a corto, medio y largo plazo y de ejecutarlos a tiempo y horas, la función pública debería ser capaz de atraer a los mejores, ofreciéndoles las condiciones para que puedan desenvolver sus aptitudes para el beneficio de todos.
Es evidente que el Perú ha progresado, que hay menos pobreza (indice de pobreza 48,4 % de la población en el 2000 contra 20,5 % en el 2018), la mayoría de los indicadores socioeconómicos ha mejorado (aunque hay desaceleración y estancamiento en los últimos 3 años), ha surgido una nueva clase media, hay más poder de compra, más emprendedores y mejores salarios, pero podríamos describir ese progreso como un "progreso caótico", es decir desordenado, desequilibrado y que deja mucha gente para atrás. Cómo es posible que tengamos indices de tuberculosis, anemia, desnutrición y mortalidad infantil tan elevados si los contrastamos con los indicadores económicos? Cómo es posible que existan tantos hogares sin servicios básicos (agua y desagüe )en la zonas urbanas? (mejor ni mencionar las rurales).Cómo es posible que un elevado porcentaje de los que finalizaron la educación secundaria no consigue entender lo que lee?
Todo esto torna el progreso alcanzado en algo sumamente frágil, que se puede desvanecer rápidamente sino actuamos como sociedad para conseguir que se consolide, eso implica hacer que llegue a más peruanos, implica aplicar y distribuir mejor nuestros recursos, implica aumentar la base impositiva (para que no sean siempre los mismos a pagar impuestos), implica terminar con el mercantilismo, los oligopolios y los privilegios para determinados grupos, implica comprometernos a transformar nuestro sistema educativo (sobretodo el magisterio, su infraestructura y su alcance), implica disminuir la corrupción, implica reducir la burocracia, implica trazar objetivos nacionales que nos involucren a todos, que nos motiven a poner parte de nuestro esfuerzo para el beneficio común y por último implica cada uno asumir que formamos parte de una sociedad y comprender que a la par de derechos también tenemos deberes como ciudadanos, sobretodo en lo que dice respecto a los bienes públicos (lo que es de todos).
Quizás algunos vean el el párrafo anterior un planteamiento "peligroso" de corte "socialista", yo lo considero simplemente sentido común, sino conseguimos incluir a muchos más peruanos en ese progreso, si continuamos postergando y frustrando la esperanza y las expectativas de muchos de nuestros compatriotas, más tarde o más temprano tendremos significativos disturbios sociales (huelgas, manifestaciones, saqueos, violencia generalizada) surgirá un "gobierno bolivariano" o podremos ver un resurgir de la sedición.
Esta pandemia, en medio de la desgracia que esta causando, puede ser también una oportunidad para que reflexionemos y nos comprometamos de verdad por un progreso más amplio, para darnos cuenta que de poco sirve yo estar muy bien si las personas que me rodean no lo están tanto, y por que no? Aspirar a un país donde se pueda caminar por las calles sin miedo y alarmismo, donde no sea preciso aislarse en "guetos" para no ver pobreza y miseria y pretender estar mínimamente seguros, donde no sea necesario tomar un avión con destino a Europa o Norteamérica para sentir que estamos en el mundo civilizado.
Si fuésemos más empáticos con nuestros semejantes habremos dado un gran primer paso en ese camino, y qué significa ser empáticos? Significa ser capaces de ponernos en el lugar del otro en vez de juzgarlo, no quiere decir que lo justifiquemos o lo aprobemos, simplemente que intentemos comprenderlo, solo así sabremos las causas de su comportamiento y podremos trabajar para solucionarlas.
Cómo puedo exigir a alguien que se quede en casa e indignarme si no lo hace, si sé que si no sale a trabajar no come?
Cómo puedo exigir higiene y limpieza a quien no tiene agua y desagüe en casa?
Cómo puedo exigir civismo a quien no tuvo ninguna educación y su día a día es una lucha por la sobrevivencia?
Cómo puedo exigir distancia a quien vive confinado, junto a otros 9, en 30 metros cuadrados?
Cómo pretendo que otros hagan lo que yo no estoy dispuesto a hacer?
Dónde esta la solidaridad para quien es diferente de mí, piensa distinto y se comporta de otra manera?
Todos somos en última instancia responsables por la actual situación y por sus consecuencias futuras, pero no todos somos responsables en igual medida, aquellos entre nosotros que tuvieron una educación superior a la media, los que tienen una mejor situación económica, los que ocupan cargos de responsabilidad y decisión, tanto en el sector privado como en el público, tienen una responsabilidad acrecida, debemos como sociedad y como individuos exigir mas de nosotros mismos, debemos actuar más y criticar menos.
Este "diagnostico" no revela ni descubre nada nuevo, todos los problemas mencionados están enumerados e identificados desde hace algún tiempo y no hemos sido capaces de resolverlos, en unos casos se han atenuado, en otros se han mantenido relativamente iguales e incluso hemos empeorado en unos cuantos, uno de los ejemplos mas flagrantes es el peso de la economía informal en el P.B.I (20 % en el 2018) y en el empleo (70 % de empleo informal en el 2018) sabemos desde hace mucho que es indispensable comenzar a resolverlos, hay soluciones planteadas a la derecha, a la izquierda y al centro, unos culpan a los "patrones", otros a los gremios y sindicatos, otros tantos a la legislación laboral y tributaria, casi todos a la incapacidad y corrupción de nuestros gobernantes, la pura y simple verdad es que no hemos avanzado nada o casi nada en las últimas 2 décadas con respecto a este asunto, cómo puede alguien pensar que nuestro modelo de crecimiento es sostenible en el tiempo con estos datos? Algún día tendremos que empezar.
Es posible esta transformación? sí y no, depende de que tan fuerte se torne el deseo conjunto por un cambio, especialmente en los sectores que detienen el poder político y económico, naturalmente mas reacios a cualquier tipo de mudanza (esto si queremos que sea un cambio ordenado y pacífico y no una revolución) y que séanos capaces de quebrar barreras y estereotipos profundamente arraigados en nuestra sociedad, algunos sabemos por experiencia propia que ya estuvimos mucho peor (años 80's parte de los 90's) y que conseguimos salir del abismo, qué nos impide hacerlo de nuevo? Ahora no tanto individualmente mas en conjunto, unidos. No será posible si persistimos en dividirnos en facciones cada vez más diminutas y fanatizadas, si no estamos dispuestos a abdicar de algún beneficio propio en pro del beneficio de todos, si insistimos en negarnos a dialogar y tender puentes. Sospecho que mi generación ya no tendrá tiempo para ver esa transformación realizada, pero sí creo que esta en una buena posición para darle inicio.
Para terminar, de acuerdo a algunos modelos y estudios, debido principalmente a nuestra actividad depredadora (destrucción de hábitats naturales, deforestación, contaminación de los océanos) es casi inevitable que pandemias como la actual (o peores) se tornen mucho más frecuentes, todavía estamos lejos de saber el costo que esta tendrá para el país y cuanto tiempo tomara recuperarnos, podemos imaginar un futuro en el que debamos enfrentar eventos de este tipo cada 10 o 15 años en las condiciones actuales? Podemos seguir defendiendo el status quo y pretender que todo esta bien mientras los datos económicos así lo indiquen? Ojalá que como sociedad consigamos unirnos (para variar) para fijar objetivos y metas comunes trascendentes, que nos eleven más allá de nuestras diferencias, ya va siendo hora.